Polonia tiene una de las leyes de aborto más estrictas de Europa, con interrupciones permitidas solo en dos casos, si la salud o la vida de la mujer están en peligro y si el embarazo es resultado de una violación o un incesto.
Hasta el año pasado, también se permitía el aborto en caso de que el feto tuviera defectos congénitos, pero esta exención se eliminó tras un recurso legal presentado por miembros del derechista gobernante partido Ley y Justicia (PiS), al que algunos críticos acusan de una ofensiva sistemática para suprimir los derechos de las mujeres.
Los grupos de derechos y los diputados de la oposición afirman que, a la luz del endurecimiento de la legislación sobre el derecho al aborto, les preocupa que los datos sobre el embarazo puedan utilizarse en una campaña de vigilancia estatal sin precedentes contra las mujeres.
“Un registro de embarazos en un país con una prohibición casi total del aborto es aterrador”, dijo en Twitter Agnieszka Dziemianowicz-Bak, diputada de la alianza política La Izquierda (Lewica). “Actualmente, las mujeres polacas evitan quedarse embarazadas por miedo a verse obligadas a dar a luz en cualquier situación. Ahora hay aún más razones para tener miedo”, añadió.
La nueva disposición fue aprobada por el ministro de Sanidad, Adam Niedzielski, el 3 de junio, y entrará en vigor en octubre, cuando el personal médico comience a recopilar y registrar información adicional de las pacientes, incluidos los datos sobre los embarazos. Estos datos se introducirán en el Sistema de Información Médica central del país.
Los críticos se preguntan por qué se recogen ahora estos datos y quién tendrá acceso a ellos, señalando que la información sobre los embarazos ya está disponible en los historiales médicos, mientras que abogados polacos han adelantado que la policía y los fiscales podrán acceder a los datos en determinadas circunstancias.
Mara Clarke, del grupo internacional Aborto sin Fronteras, dijo que, aunque la recopilación de la información puede no parecer perjudicial en sí misma, en el contexto del reciente endurecimiento de las ya muy estrictas normas sobre el aborto, la medida no hará más que aumentar los temores entre las mujeres en Polonia sobre sus derechos reproductivos.
“Hay una diferencia entre la información que se recoge en un país libre y democrático, y la que se recoge en un Estado con un régimen que reprime los derechos de las mujeres”, subrayó en una de las entrevistas que IPS realizó con activistas y especialistas desde Bratislava, la capital de Eslovvaquia.
Y añadió: “Cualquier conversación sobre un registro de embarazos no puede interpretarse más que como un intento de atacar de nuevo los derechos de las mujeres. Solo promoverá más miedo entre las mujeres”.
Algunos médicos coinciden en esa apreciación y aseguran que las pacientes ya han expresado su temor por lo que podría significar la recogida de datos.
Michal Gontkiewicz, ginecólogo de un hospital de distrito de Plonsk, en el centro de Polonia, declaró al canal de televisión local TVN 24 que la nueva norma “como herramienta en sí misma no es peligrosa, pero las pacientes pueden temer que se utilice como herramienta del régimen”.
“Las mujeres temen que si sufren un aborto espontáneo, que ya es un gran trauma para ellas, alguien las acuse de haber interrumpido el embarazo, multiplicando su trauma”, añadió.
El Ministerio de Sanidad ha rechazado las interpretaciones de que está intentando crear un registro de embarazos y ha dicho que la disposición se está aplicando como parte de los requisitos para cumplir la normativa sanitaria de la Unión Europea sobre datos de pacientes.
Un portavoz del Ministerio dijo a IPS: “No estamos creando ningún registro, solo ampliando el sistema de información basado en las recomendaciones de la Comisión Europea. Solo los médicos tendrán acceso a los datos”.
“La información sobre el embarazo es importante para los médicos, ya que, por ejemplo, las mujeres embarazadas no deben someterse a una serie de procedimientos médicos y no se les pueden recetar determinados medicamentos”, argumentó desde Varsovia.
Algunos médicos polacos también han tratado de restar importancia a la recogida de datos, señalando que organismos como las instituciones estatales de seguridad social ya pueden comprobar los embarazos y que las fuerzas del orden ya pueden acceder a los datos médicos en determinados casos, si lo aprueba un tribunal.
Sin embargo, la Comisión Europea, el órgano ejecutivo de la Unión Europea (UE), ya ha censurado a Polonia por su falta de independencia judicial, y los críticos de la disposición temen que la existencia del registro no haga más que empeorar una situación que ya es mala para los derechos reproductivos de las mujeres.
El grupo polaco de defensa de los derechos de las mujeres, Women’s Strike, afirma que la policía ya se dedica a interrogar a las mujeres cuyos embarazos han finalizado antes de un parto, a menudo tras ser contactadas por sus parejas enfadadas ante la posibilidad de un aborto inducido.
“Dada la situación actual del sistema judicial en Polonia y la amenaza de investigación en casos de embarazos no deseados, esto suscita mucha preocupación”, dijo a IPS Wiktoria Magnuszewska, activista de Lex Q, una organización polaca de defensa del colectivo LGBT+.
Antes de que la disposición entre en vigor, los activistas están tratando de tranquilizar a las mujeres polacas de que la disposición no representa un cambio en la legislación sobre interrupciones del embarazo.
Según la legislación polaca sobre el aborto, no es ilegal abortar, pero sí ayudar a alguien a hacerlo. En Polonia, muchas mujeres que desean interrumpir su embarazo se autoadministran píldoras compradas en línea desde el extranjero, o viajan para que les practiquen un aborto a países vecinos con una legislación menos restrictiva, como Alemania y la República Checa.
“Nuestra línea de ayuda polaca ya ha recibido algunas llamadas de mujeres preocupadas por la situación en la que se encontrarían si quisieran abortar. La buena noticia es que no hay peligro de que las mujeres dejen de poder autoadministrarse píldoras abortivas”, dijo Clarke.
Sin embargo, el temor a la utilización del registro de embarazos parece estar alejando ya a las mujeres polacas de los médicos del país cuando creen estar ante una gestación no deseada.
Eva Ptaskova, de la organización de voluntarios Ciocia Czesia, en la República Checa, que ayuda a las mujeres polacas a acceder a los servicios de reproducción, incluidas las interrupciones de los embarazos en instalaciones locales, dice que su grupo ya ha sido contactado por clientas que no buscan abortar, sino ginecólogos que las traten durante su gestación porque no quieren que sus datos queden registrados en Polonia.
La activista explicó a IPS que “la situación en Polonia empieza a parecerse cada vez más a la de El Cuento de la Criada”, en referencia a la serie estadounidense sobre un futuro distópico, donde un poder fanático-religioso decide corregir la gran caída de la tasa de natalidad en el mundo con el sometimiento de las mujeres, tiranizadas y violadas por sus amos para que procreen.
“Lo que estamos viendo es que las mujeres están preocupadas de que este registro de embarazos pueda abrir la puerta a investigaciones de embarazos que ya no lo son”, dijo Ptaskova.
A su juicio, “esto podría disuadir a las mujeres de buscar atención médica, por ejemplo, después de un aborto, lo que podría ser muy peligroso para su salud”.
“Me preocupa que se llegue a un punto en el que las mujeres tengan miedo de ir a un ginecólogo porque se registrará la información que algún día podría utilizarse en su contra”, afirmó.
Este artículo fue publicado originalmente por IPS Inter Press Service