El trabajo ha sido realizado en colaboración con instituciones y empresas de España, Francia e Italia y se publica en la revista Microbiome.
El succinato es un metabolito con múltiples funciones producido de forma natural por las células de nuestro organismo y las bacterias intestinales, o microbiota. En enfermedades metabólicas e inflamatorias como la obesidad y la diabetes, donde hay una alteración del microbiota intestinal, los niveles de producción de este metabolito son elevados, lo que está directamente relacionado con la inflamación característica en este tipo de pacientes.
Estudios previos han demostrado que niveles elevados de este metabolito en la sangre son indicativos de un mayor riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas. “En trabajos previos mostramos que estos pacientes tenían más bacterias productoras de succinato y menos consumidoras, pero no habíamos conseguido probar una relación causal directa”, explica Sonia Fernández-Veledo, codirectora del equipo de investigación en el IISPV. “En esta investigación y mediante el uso de modelos animales obesos, demostramos por primera vez que el microbiota intestinal es el origen de los niveles elevados de succinato en obesidad y diabetes”, añade.
Mecanismo de acción
“Esta nueva línea de probióticos se basa en el uso de bacterias consumidoras de succinato, que disminuirían la inflamación y, en consecuencia, mejorarían los niveles glucémicos y la sensibilidad a la insulina, dos aspectos que están alterados en las personas con diabetes”, continua la investigadora.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) la incidencia de la obesidad en la población mundial se ha triplicado en los últimos 50 años. Esta enfermedad constituye el factor de riesgo más importante para el desarrollo de la diabetes, ya que el 80 % de las personas que la padecen son obesas. Por su parte, la OMS considera la diabetes la novena causa más importante de muerte en el mundo.
“Si bien se conoce que muchos de los probióticos que hoy en día se usan en el mercado son beneficiosos, muchas veces se desconoce realmente cómo actúan y, por lo tanto, no se puede determinar de manera objetiva su efecto. Gracias a nuestro estudio, ahora conocemos el mecanismo de acción de esta nueva línea de probióticos”, explica Isabel Huber, primera autora del artículo.
“El resultado de la actividad de estas bacterias, además, es fácilmente medible en sangre, lo que permite monitorizar su efectividad en tiempo real”, añade la investigadora.
El objetivo del equipo de investigación es que estos probióticos puedan comercializarse en un futuro y contribuir a que personas con trastornos metabólicos e inflamatorios −la obesidad o la diabetes, pero también otras enfermedades, como el Crohn o la del hígado graso no alcohólico− puedan hallar una nueva vía, más efectiva, para su tratamiento.
Agencia SINC