Las investigaciones, lideradas por Michael Worobey y Jonathan Pekar, utilizan enfoques complementarios que implican análisis espaciales y ambientales, así como estudios moleculares, para proporcionar pruebas de que la pandemia se originó en dicho espacio.
Los expertos concluyen que es muy probable que el SARS-CoV-2 estuviera presente en los mamíferos vivos que se vendían en la ciudad a finales de 2019 y plantean, además, que la diversidad genómica del virus antes de febrero de 2020 probablemente comprendía solo dos linajes virales, denominados A y B. Estos linajes fueron el resultado de al menos dos eventos separados de transmisión entre especies hacia los humanos.
El centro de las infecciones y la venta de fauna silvestre
Para probar la hipótesis de que el mercado fuera el epicentro de la pandemia, Worobey y su equipo de la Universidad de Arizona utilizaron herramientas cartográficas para estimar la localización en longitud y latitud de más de 150 de los primeros casos notificados a partir de diciembre de 2019, incluidos los que no habían sido vinculados directamente al mercado. La mayor densidad de estos casos se concentró alrededor del dicho espacio.
Al mapear los casos de enero y febrero de 2020 utilizando datos de Weibo, una aplicación de medios sociales que creó un canal para que las personas con covid buscasen ayuda médica, los investigadores identificaron casos en otras partes del centro de Wuhan que se irradiaban desde el mercado a medida que avanzaba la pandemia.
En análisis posteriores, los científicos observaron que allí se vendieron múltiples portadores potenciales de fauna silvestre hasta al menos noviembre de 2019. Concretamente, identificaron cinco puestos que probablemente vendían mamíferos vivos o recién descuartizados; según los análisis. Posteriormente, los dueños de dichos puestos fueron infectados con el virus.
Un virus con dos linajes separados
Por su parte, para comprender mejor las circunstancias que condujeron al origen de la pandemia, Pekar y su grupo de la Universidad de California San Diego analizaron la diversidad genómica del SARS-CoV-2 al principio de la pandemia. Aunque esta aumentó a medida que la pandemia se extendía desde China a otros países, dos linajes del SARS-CoV-2, denominados A y B, marcaron su inicio en Wuhan.
Los científicos usaron datos genómicos y epidemiológicos de los primeros momentos de la pandemia con modelos y simulaciones para probar sus hipótesis. Su conclusión es que la primera transmisión zoonótica probablemente involucró a los virus del linaje B alrededor de noviembre de 2019, mientras que la introducción separada del linaje A probablemente ocurrió días o semanas después de este evento.
Al igual que con otros coronavirus, la aparición del SARS-CoV-2 probablemente fue el resultado de múltiples eventos zoonóticos.
Los resultados de Worobey también son consistentes con esta idea de un origen separado y la aparición posterior del linaje A en el mercado a finales de noviembre de 2019.
Estos hallazgos indican que es poco probable que el virus circulara ampliamente en humanos antes de noviembre de 2019 y delimitan la estrecha ventana temporal entre el momento en que el SARS-CoV-2 saltó por primera vez a los humanos y cuando se notificaron los primeros casos de covid.