Con más de 550 millones de casos confirmados de coronavirus hasta la fecha, esto significa que al menos 15 millones y 12 millones de pacientes adultos pueden experimentar deficiencias olfativas y gustativas a largo plazo, respectivamente.
Dada la enorme repercusión que la pérdida del olfato y el gusto puede tener en la calidad de vida y la salud en general, esto podría contribuir a la creciente carga de covid de larga duración, advierten los investigadores.
La alteración de ambos sentidos es común en los pacientes infectados con SARS-CoV-2, con una media del 40-50 % de personas afectadas que declaran estos síntomas. Sin embargo, se sabe poco aún sobre su evolución clínica o sobre cuántos de ellos desarrollan problemas persistentes.
Para abordar esta carencia de conocimientos, un equipo de investigación internacional liderado por expertos de la Universidad Nacional de Singapur analizó datos de 3.699 pacientes. Descubrieron que la pérdida del olfato puede persistir en el 5,6 % de ellos, mientras que el 4,4 % puede no recuperar el sentido del gusto.
Asimismo, a los 30 días de la infección inicial, solo el 74 % informó de la recuperación del olfato y el 79 % del gusto. Eso sí, las tasas de recuperación aumentaron con el paso de los meses, alcanzando un máximo del 96 % para el olfato y del 98 % para el gusto después de seis meses.
Las mujeres tenían menos probabilidades de recuperar el sentido del olfato y del gusto que los hombres, mientras que los pacientes con una mayor gravedad inicial de la pérdida de olfato y los que tenían congestión nasal tenían menos probabilidades de recuperar este sentido.
Limitaciones del estudio
Los científicos reconocen varias limitaciones en su análisis. Por ejemplo, la calidad de los estudios incluidos variaba y se basaba en el autoinforme, lo que, según dicen, “puede sobreestimar la recuperación, lo que sugiere que la verdadera carga de la disfunción olfativa es aún mayor”.
De hecho, los autores afirman que, aunque se espera que la mayoría de los pacientes recuperen el sentido del olfato o del gusto en los tres primeros meses, “un grupo importante podría desarrollar una disfunción duradera que requiere una identificación oportuna, un tratamiento personalizado y un seguimiento a largo plazo”.
“Es probable que nuestros hallazgos tengan una relevancia sustancial para los médicos generales y los otorrinolaringólogos en el asesoramiento de los pacientes con trastornos del olfato y el gusto después de la covid-19”, concluyen.
Agencia SINC