El documento, patrocinado por 90 países, obtuvo 141 votos a favor, cinco en contra (Bielorrusia, Corea del Norte, Eritrea, Rusia y Siria) y 34 abstenciones.
El voto se llevó a cabo luego de más de dos días de un debate, en el que casi 120 representantes coincidieron en la necesidad de una solución pacífica a la crisis, aunque desde diferentes perspectivas.
Las resoluciones de la Asamblea General no son vinculantes, pero reflejan la posición de los 193 Estados miembros de la ONU respecto a la invasión de uno de ellos por otro y la guerra abierta desde el comienzo de esa invasión, el 24 de febrero.
La sesión de especial de emergencia y la decisión de la Asamblea se produjeron después de que el 25 de febrero Rusia vetase una resolución en parecidos términos que habría permitido al Consejo de Seguridad tomar medidas, entre ellas las militares, para obligar a su cumplimiento.
Además de la retirada militar rusa, el texto adoptado exige a ese país que ponga fin de inmediato al uso de la fuerza contra Ucrania y que revierta sin condiciones la decisión de reconocer la independencia de Donetsk y Lugansk, regiones separatistas del oriente ucraniano.
Del mismo modo, estipula que Rusia debe abstenerse de recurrir a cualquier otra forma ilícita de amenaza o uso de la fuerza contra cualquier otro Estado miembro.
Otra exigencia de la Asamblea es que todas las partes permitan el paso seguro e irrestricto a quienes busquen salir del país, faciliten la entrada y distribución de asistencia humanitaria, protejan a la población civil sin distinciones de ningún tipo, y que respeten los derechos humanos.
Al cabo de una semana de la invasión y consiguientes combates, organizaciones humanitarias reportan la muerte de casi 500 civiles y la huida a países vecinos de otros 800 000, mientras decenas de miles más se desplazan dentro de Ucrania. El gobierno de Kiev elevó este miércoles la cifra de civiles muertos a 2000.
El texto de la Asamblea General “deplora en los términos más enérgicos la agresión de Rusia contra Ucrania”, que contraviene la Carta de las Naciones Unidas, y condena “las violaciones del derecho internacional humanitario y los abusos de las garantías fundamentales”.
También deploró “la participación de Bielorrusia en este uso ilícito de la fuerza contra Ucrania”, y la exhortó a que “cumpla sus obligaciones internacionales”.
La resolución dispone que todas las partes cumplan plenamente sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario para no atacar ni dañar a la población ni a los bienes de carácter civil, que no ataquen bienes indispensables para la supervivencia de los civiles, y que respeten al personal y suministros humanitarios.
La Asamblea General también exhortó a las partes a que cumplan los acuerdos de Minsk e insta a la resolución pacífica del conflicto entre Rusia y Ucrania “mediante el diálogo político, las negociaciones, la mediación y otros medios pacíficos”.
Los acuerdos de Minsk, capital bielorrusa, se pactaron en 2014 en el marco de la disputa por la península de Crimea, anexada a Rusia, y contemplaban la prohibición de las operaciones ofensivas mientras se negociaba una solución definitiva a las controversias territoriales y de seguridad.
En otro punto, el texto acogió con beneplácito los esfuerzos del secretario general de la ONU, los Estados miembros y diversos organismos internacionales por distender la situación y promover el diálogo.
Entre los países que se abstuvieron figuraron potencias nucleares como China, India y Pakistán, y, en América Latina, Bolivia, Cuba, El Salvador y Nicaragua. Venezuela estuvo ausente de la votación.
Este artículo fue publicado originalmente por IPS Inter Press Service