Ahora, un equipo de científicos de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), el Instituto IMDEA Nanociencia y el Instituto Max Planck de Stuttgart (Alemania) ha logrado combinar la microscopía de efecto túnel con técnicas de la ciencia de attosegundos para observar, por primera vez, el movimiento de la densidad electrónica.
Concretamente, el equipo ha observado, directamente y sin necesidad de utilizar ningún procedimiento de reconstrucción, el movimiento de los electrones en la molécula dianhídrido perilentetracarboxílico (PTCDA), con una resolución espacial de angstrom (10-10 metros) y una resolución temporal de attosegundos.
Este avance, publicado en la revista Nature Photonics, supone el primer paso para el estudio directo de la dinámica electrónica en sistemas moleculares complejos, sin tener que recurrir a complicados procesos de reconstrucción de imagen tan solo accesibles para sistemas moleculares sencillos.
Primera observación directa
Los experimentos y modelizaciones computacionales realizados en las últimas dos décadas con tecnología de attosegundos habían demostrado que es posible generar y seguir la evolución del movimiento electrónico en tiempo real.
Sin embargo, esto se había hecho solo de forma indirecta, pues esta evolución se obtiene a partir de ciertas características (a menudo esquivas) que se observan en espectros de electrones, de iones, de absorción o emisión, lo cual ha limitado su aplicabilidad a moléculas pequeñas.
En otras palabras, las películas del movimiento de los electrones que se habían realizado hasta el presente no resultaban de la observación directa del movimiento electrónico, sino de una reconstrucción basada en complicados algoritmos computacionales no siempre disponibles y tan solo aplicables a sistemas sencillos.
Por otra parte, es bien conocido desde la década de los 80 del siglo pasado que la microscopía de efecto túnel (STM, del inglés scanning tunneling microscopy), permite observar directamente la densidad electrónica, sin necesidad de ningún tipo de reconstrucción.
Sin embargo, esta tecnología no es capaz de proporcionar por sí misma información dinámica en esta escala de tiempo ultrarrápida. En consecuencia, el objetivo final, la observación directa de los electrones en acción, tanto en tiempo real como en el espacio real, había permanecido hasta ahora inaccesible.
En el experimento realizado en el laboratorio de Stuttgart, se utilizó una combinación de dos pulsos láser con una duración de menos de 6 femtosegundos (milésimas de billonésimas de segundo) y con un retardo controlado de uno con respecto al otro. Estos pulsos se hicieron incidir en una campana de ultravacío equipada con un STM, en la que previamente se habían depositado las moléculas de PTCDA en una superficie de oro.En el experimento realizado en el laboratorio de Stuttgart, se utilizó una combinación de dos pulsos láser con una duración de menos de 6 femtosegundos (milésimas de billonésimas de segundo) y con un retardo controlado de uno con respecto al otro. Estos pulsos se hicieron incidir en una campana de ultravacío equipada con un STM, en la que previamente se habían depositado las moléculas de PTCDA en una superficie de oro.
La variación del retraso temporal entre los dos pulsos proporcionó así las imágenes de la densidad electrónica a distintos tiempos, generando la secuencia de fotogramas que permite visualizar directamente el movimiento de los electrones en las moléculas de PTCDA en la escala de attosegundos.
La prueba inequívoca de que el movimiento observado corresponde efectivamente al que los electrones realizan en las moléculas, y no en el sustrato de oro o la punta del STM, se obtuvo a partir de elaborados cálculos computacionales realizados en los superordenadores Mare Nostrum de la Red Española de Supercomputación y del Centro de Computación Científica de la UAM.
Agencia SINC